El plan estaba claro. Al principio, ir unas 300 millas rumbo 200 hasta la Isla de Malpelo aprovechando las corrientes dirección sur de la BahÃa de Panamá y luego, unas 600 millas rumbo directo a las Galápagos, bregando como se
Después de más de un año, por fin parecía que nos podíamos desenganchar de Ciudad de Panamá. En ella, y no por gusto, el Piropo había permanecido durante todo este tiempo. El “desenganche” de todas formas, fue difícil hasta el
El 20 de febrero de 2014 transitábamos por los pasillos del aeropuerto de El Prat en Barcelona con una mezcla de sentimientos encontrados. Por un lado estábamos muy ilusionados ya que en breve estarÃamos de regreso en nuestro Piropo
Dentro de poco se cumplirá un año desde que diagnosticaron a Sandra el cáncer de mama. Fue un veintiséis de febrero de dos mil trece. No ha transcurrido tanto tiempo desde entonces pero a nosotros, hoy, nos parece muy
Hola a todos: Después de unos meses de silencio en esta página, vamos a contaros cómo nos ha ido durante este tiempo centrándonos lógicamente, en lo que ha sido nuestra única preocupación, la enfermedad de Sandra. Con ello
Hola a todos. Como ya comentamos en nuestra anterior entrada, en Panamá diagnosticaron a Sandra un cáncer de mama. Así pues, no nos quedó otra que cambiar nuestros planes y regresar a España para comenzar el tratamiento. A
Bien pronto estábamos desembarcando en el pequeño puerto deportivo situado en La Playita de Amador. Nuestro objetivo era ir cuanto antes a un hospital. El pequeño bulto que Sandra se había encontrado en la parte superior del pecho días
Nos dirigíamos ahora hacia un nuevo océano, el Océano Pacífico. El océano más grande del planeta y para nosotros, el que más nos atraía desde que comenzamos a planificar nuestro viaje. Ahora lo teníamos ya muy próximo pero antes,
El día se presentaba igual que el anterior o incluso peor ya que el cielo estaba un poco encapotado y el viento soplaba con bastante intensidad. En ocasiones, lo hacía con puntas de 27 nudos. Sin embargo, pensamos que
Con las últimas luces del día, nos soltamos de la oxidada y abandonada boya a la que nos habíamos sujetado ese día en las islas del Rosario y tras dejarnos ir momentáneamente por la corriente, abrimos vela y nos