Sigue el viaje del velero Piropo, con sus tripulantes Dani y Sandra, en su pretendido deseo de dar la vuelta al mundo por los trópicos.

REGRESO AL PIROPO

 

El 20 de febrero de 2014 transitábamos por los pasillos del aeropuerto de El Prat en Barcelona con una mezcla de sentimientos encontrados. Por un lado estábamos muy ilusionados ya que en breve estaríamos de regreso en nuestro Piropo prosiguiendo un viaje que muy a nuestro pesar, habíamos tenido que dejar a medias. Por otro lado, estábamos muy inquietos porque no sabíamos en qué estado estaría el barco después de un año casi abandonado en la zona de Brisas de Amador de la Bahía de Panamá.

Nuestra partida de Panamá, un año atrás, había sido muy precipitada y el barco se lo habíamos tenido que confiar a una diminuta empresa denominada “Gente de Mar”. Su dueño, Juan, un venezolano afincado en Panamá y su gente, ofrecían diversos servicios a los yates como boyas, reparaciones, recargas de combustible, etc. Nosotros no los conocíamos ni tampoco teníamos demasiadas referencias de ellos pero la necesidad y la urgencia no nos dejó otra que confiar en ellos. Pagábamos durante todo este tiempo 250 dólares al mes por la boya y por el servicio que ellos denominaban “Bien cuidao” y que consistía en encender el motor periódicamente, limpiar la cubierta, mantener el casco libre de conchas y algas, ventilar el barco e incluso utilizar un deshumificador en su interior. Esto último, parecía ser muy necesario en Panamá durante la estación húmeda ya que según lo que nos comentaron, llovía casi permanentemente. Pese a estos servicios tan presuntamente atentos que debían dispensarse al Piropo, durante todo el año de estancia en España, nunca hemos estado demasiado tranquilos y es que por un lado, no conocíamos mucho a los de “Gente de mar” y por otro, la relación mediante correo electrónico había sido algo pésima por la poca información que facilitaban aunque eso sí, solían responder a los pocos emails que enviamos con cierta celeridad. El peor momento fue sin duda su respuesta a nuestro primer email que les enviamos interesándonos por el estado del barco cuando ya llevábamos dos meses de estancia en España. La contestación fue que el barco estaba muy bien, que lo habían revisado, encendido el motor, ventilado, etc y todo estaba en perfecto estado. Sin embargo, al poco tiempo, Dani se dio cuenta que se había traído entre todas las llaves, la copia del barco que pretendía inicialmente haberles dejado a ellos. Así pues, comprobamos que durante esos dos meses como mínimo y hasta que no les llegó por correo la copia de llaves, no le habían hecho nada de nada al barco. El servicio “Bien cuidao” debía haberse llamado “Bien abandonao”. De todas formas, la posibilidad que más temíamos es que alguien, una noche, nos robara el barco y que cuando volviéramos a Panamá, allí no hubiese nada de nada. Aunque como en aquellos momentos teníamos un problema mayor que el barco, la verdad es dejamos la situación un poco a su suerte.

Algunos amigos que pasaban por Panamá nos enviaron fotos del barco que nos tranquilizaban mucho porque nos aseguraba que al menos, y hasta la fecha de las fotos, el barco seguía allí. Johan y Silvia, del velero Alea, incluso llamaron a los de “Gente del mar” y les pidieron que les llevara hasta el barco para echarle un vistazo más in situ. No sé si sabrán estos amigos que nos enviaban las fotos, la alegría que nos daba verlas.

Tras un viaje largo de Barcelona a Ciudad de Panamá con una inquisitiva y controladora escala de tres horas en Miami, llegamos por fin a territorio panameño. Eran las 11 y pico de la noche y decidimos pasar la noche en el propio aeropuerto a la espera de que saliera el sol. Intuíamos que a esas horas de la noche, no encontraríamos a nadie en el embarcadero que nos pudiera llevar en barca hasta el barco.

El sol apareció sobre las seis de la mañana pero media hora antes ya habíamos cogido un taxi en dirección al embarcadero de Brisas de Amador. La noche había sido muy incómoda ya que a diferencia de otros aeropuertos, en Panamá no habíamos encontrado ningún sitio donde tumbarnos. Además, teníamos muchísimas prisas por encontrarnos con nuestro Piropo. Estas prisas, las debió notar el conductor del taxi que decidió pedirnos una cantidad absurda por el trayecto -48 dólares- cuando lo habitual era cobrar la mitad. Pese a nuestros intentos por reducir ese abuso, decidimos dejarnos tomar el pelo y subirnos al taxi porque estábamos muy cansados, no habíamos casi dormido, íbamos muy cargados y teníamos ganas de ver al Piropo. De todas formas, esa actuación del taxista era la tónica habitual del gremio en Panamá. Al verte extranjero, siempre pretenden cobrarte muchísimo más de lo que se cobra habitualmente por el mismo trayecto llegando incluso a quintuplicar la cantidad normal.

Tras atravesar la ciudad con el económico taxi, comenzamos a transitar por la alargada Calzada de Amador. Ésta es una carretera muy estrecha construida artificialmente en el mar que une lo que es tierra firme con tres pequeñas y antiguas islas. Esta carretera separa por una un lado la Ciudad de Panamá y por el otro, la entrada del Canal de Panamá. En el lado de la ciudad de Panamá, era donde habíamos dejado atado a una boya al Piropo y por eso, desde el mismo momento en que empezamos a ver a los barcos fondeados a lo lejos, y aunque sólo se veían pequeños puntos blancos, empezamos a buscar ansiosamente al Piropo.

La verdad es que miramos y miramos y no lo veíamos y empezamos a preocuparnos un poco. De repente, vimos su -para nosotros- inconfundible silueta. No sabíamos en qué estado iba a estar pero al menos, lo que sí sabíamos es que seguía allí.

Llamamos desde una cabina a los de “Gente del Mar” que en unos minutos, nos vinieron a recoger para llevarnos al barco. Pese a que se lo había escrito en el último correo electrónico, Juan parecía no acordarse de qué día íbamos a aparecer y empezó a disculparse del estado en el que estaba el barco. La cubierta estaba llena de polvo pero lo peor era el arrecife enorme que se intuía pegado a los bajos. Allí no habían pasado una rasqueta en muchísimo tiempo. El interior al menos, a primera vista, lo encontramos más o menos como lo habíamos dejado. Sin embargo, en cuanto empezamos a probar cosas, comprobamos que el servicio “Bien abandonao”, había hecho sus frutos. No funcionaba nada de nada. Bueno, mentimos, encendió bien el motor (que es muy importante), encendió la luz de todo horizonte, encendieron las luces de cabina, las placas solares cargaban, las batería respondían bien y encendió bien (aunque no lo habían tocado) el motor auxiliar. Por lo demás, no funcionaba el resto de cosas, las luces de posición, las luces de las habitaciones y el baño, la bomba de agua dulce, la bomba de agua salada, la bomba del wáter, el molinete del ancla, el detector radar, el profundímetro, el piloto automático, el controlador de baterías, la radio, el aerogenerador no cargaba, los winches estaban bloqueados… Lo más urgente fue que al mover con la mano el eje, empezó a entrar agua por la bocina seca ya que la poca agua que en su día la lubricaba, se había secado dejando sólo unos restos sólidos por lo que ahora, al mover los dos discos de grafito y acero inoxidable no volvieron a encajar bien y no paraba de entrar agua aunque afortunadamente, en pequeñas cantidades. La única forma que se nos ocurrió para bloquear la entrada de agua fue hacer girar el eje para que los residuos desaparecieran pero el acelerador estaba estropeado porque Dani lo tuvo que dejar así el último día cuando el botón que embraga la marcha, se le quedó bloqueado. Así pues, lo más rápidamente que pudo, cambió la palanca y al hacer girar el eje con el motor algo revolucionado, los residuos desaparecieron y la bocina volvió a ser totalmente seca.

La verdad es que esperábamos que el barco estuviera en mal estado y que le fallaran algunas cosas pero no esperábamos lo que nos encontramos. Que fallara casi todo. No quedaba otra que tener paciencia e ir arreglando poco a poco el desaguisado.

Sobre “Gente de Mar” no podemos decir que nos hayan cuidado el barco pero al menos, el barco estaba allí y no le faltaba nada de nada aunque sabemos que usaron algún que otro objeto sin permiso aunque luego lo devolvieron todo.

Escribimos estas líneas un treinta y uno de marzo de 2014. Ha pasado un mes y once días desde que llegamos a Panamá pero durante todo este tiempo, la rutina ha sido siempre la misma: Levantarse con el sol e incluso antes, y trabajar todo el día para arreglar, limpiar, mejorar y colocar todo de tal forma que el Piropo se pareciese un poco al de antes.

De proa a popa hemos hecho las siguientes tareas:

-Colocar de nuevo las velas y los cabos que habíamos recogido en el interior del barco. Afortunadamente, las velas se habían mantenido en muy buen estado y no tenían rastro de moho.

-Arreglamos las luces de proa a las que se les habían roto los cables eléctricos. A mitad recorrido de los cables, la humedad había convertido los alambres interiores en unos hilos podridos y negros.

Y ya de paso que estábamos arreglando la zona, aislamos mejor del agua las bombillas de posición de leds y cambiamos una de ellas ya que aunque la pobre funcionaba, se encontraba en bastante mal estado y daba muy poca intensidad de luz.

- Pusimos nuevos botones de subida y bajada del molinete ya que uno de ellos fallaba. También sustituimos un cable que se había deteriorado mucho en el molinete por la humedad.

-Pegamos de nuevo una de las gomas de las escotillas y arreglamos el enganche de otra.

-Volvimos a colgar del balcón algunos bidones de combustible y la bombona de gas.

-Instalamos de nuevo la escalerilla de baño.

-Instalamos de nuevo el piloto de viento.

-Sustituimos un cable del aerogenerador que evitaba la carga eléctrica.

-Instalamos el nuevo soporte de la nueva radiobaliza. A la anterior se le había roto la antena por el calor y optamos por comprar una más moderna con localización por GPS. Así, si un día hubiera que encenderla, la señal de emergencia sería mucho más detallada.

-Compramos un segundo motor fueraborda. Es un Yamaha de dos caballos y dos tiempos. El más pequeño que existe pero nos evitará depender, en el amplio Pacífico, de un solo motor auxiliar que ya nos había dado algún problema. Costó en la propia Panamá 700 dólares con impuestos incluidos, algo anormal ya que aquí en Panamá, los impuestos siempre van aparte.

-Instalamos un nuevo soporte para el motor auxiliar. El problema es que el balcón es ligeramente curvo y hubo que lijar poco a poco el soporte para que ajustara en su posición final.

-Arreglamos el detector radar y el controlador de baterías que tenían problemas con las conexiones eléctricas. Sin duda, la humedad había hecho mucho daño.

-Desbloqueamos el circuito de agua dulce y pusimos a funcionar la bomba.

-Desbloqueamos el circuito de agua salada y del wáter. Esta operación tuvo que repetirse varias veces porque cuando no fallaba por un lado, fallaba por otro.

-Limpiamos todo el interior del barco incluyendo las sentinas.

-Pulimos con robbing compound y cera la parte de gelcoat de la bañera, de la cubierta y del casco.

-Respecto al profundímetro y al piloto automático, como Dani no fue capaz de ponerlos a funcionar en un primer momento, llamamos a “Falcon electrónics” que es una empresa de electrónica náutica que al parecer, es muy seria en Panamá. Nos cobraron 125 dólares por el diagnóstico de un electrónico que nos tuvo que hacer una visita al barco. Su conclusión fue que, respecto al piloto automático, el fallo estaba en el display que no funcionaba y que había que cambiarlo por otro nuevo. Respecto al profundímetro, el fallo estaba en el transductor. Nos pasaron en un día un presupuesto por el material y por la instalación que casi alcanzaba los 5.000 dólares y como dicha cantidad nos parecía desproporcionada, Dani optó por pedir el material directamente a una náutica de Barcelona de su confianza –Mercanautic- e intentar instalarlo él mismo. Paolo, el dueño de Mercanautic, siempre nos ha tratado con mucha honradez y siempre nos ha aconsejado, de las distintas opciones válidas, la más económica.

Paolo consultó a especialistas los equipos necesarios y compatibles, y los envió rapidísimamente a Panamá. En cinco días laborables los teníamos en el barco. El envío costó 125 dólares y en aduanas sólo nos cobraron 11 dólares. El material sí que salió un poco más caro porque el piloto automático que teníamos en el barco era muy antiguo y por el precio de las piezas que había que sustituir, podíamos comprar un piloto totalmente nuevo. Fue un dineral pero aún así, pagamos muchísimo menos de lo que nos pedía Falcon Electronics por el piloto.

La instalación del nuevo piloto le llevó a Dani tres días enteros porque hubo que instalar el nuevo display, el controlador, el indicador de dirección y cambiar todo el cableado que iba de proa a popa.

Respecto al profundímetro, atendiendo al diagnóstico del electrónico, encargamos un nuevo transductor a Mercanautic pero Dani, mientras tanto, pudo arreglar el antiguo cambiando sólo las conexiones. Así pues, el diagnóstico había sido erróneo y sólo esperábamos que con el piloto electrónico, no se hubiera equivocado y el desembolso que hicimos, no fuera en balde.

-Aprovechando el envío desde Barcelona, pedimos dos nuevos depósitos flexibles del agua potable porque los viejos tenían pequeñas pérdidas. Así como llegaron, fueron instalados en el lugar de los viejos.

-Hicimos revisión de toda la comida que teníamos en el barco y tiramos todo lo que estuviera caducado. Afortunadamente, no hubo que tirar demasiado.

-Limpiamos toda la ropa y las sábanas que olían muy mal de la humedad. Como la bahía de Panamá está muy contaminada porque las aguas residuales se lanzan a ella, dicha faena la tuvimos que hacer con agua dulce por lo que los viajes con La Poderosa con los cuatro bidones de 25 litros a buscar agua al embarcadero fueron continuos. Y la faena no era sencilla. Debías ir con la barca, dejarla en el pantalán oxidado y flotante, embarcarte en una pequeña barquita de fibra que estaba atada en los extremos, llegar hasta tierra en ella superando los pocos metros que separaban el embarcadero de tierra, llevar los bidones hasta el grifo, cargarlos de agua que afortunadamente era gratis, y repetir toda la operación de vuelta pero ahora con 100 kilos de peso.

-Cambiamos los filtros del aceite y del combustible del motor. También cambiamos el aceite y limpiamos el depósito de gasoil de algas y agua.

-Subimos al palo varias veces para arreglar la luz de tope y el foco de cubierta.

-Volvimos a subir al palo para revisar toda la jarcia y engrasarla.

-Tensamos convenientemente la jarcia.

-Cambiamos el quitavueltas del ancla por uno nuevo acodado que traíamos de España y que creemos nos facilitará las maniobras de recogida del ancla ya que coloca a la misma ya con la punta hacia abajo cuando se la recoge.

- Limpiamos la teka de la bañera con limpiador.

-Sustituimos la madera de uno de los sofás que estaba ligeramente partido.

-Instalamos un nuevo detector de gas ya que el anterior llevaba mucho tiempo estropeado.

-Limpiamos y engrasamos los winches.

-Arreglamos de entradas de agua a nuestra barquita auxiliar.

-Hicimos muchos viajes para comprar comida y otras cosas, sobretodo de ferretería y náutica. Utilizamos para ello el nuevo servicio de autobuses que han puesto en Panamá que funciona relativamente bien con autobuses modernos con aire acondicionado por 0,25 dólares el trayecto. Lo único malo es que no tienen horarios y tanto puede pasar un autobús cada cinco minutos como uno cada hora. La verdad es que no se podía confiar mucho en ellos para hacer una gestión rápidamente.

La comida la hicimos en su mayoría en el Super 99 del centro comercial de Albrook  y para los productos frescos, nos fuimos hasta el Mercado de Abastos donde venden la verdura y la fruta al mejor precio. Las cosas de náutica, en varias tiendas cerca del fondeo: Avernathys, Pesqueros y Mundo marino. Por último, de ferretería y utensilios del hogar, Doit Center, que estaba  también en Albrook.

-Finalmente, levantamos el barco para limpiar el casco y ponerle nueva pintura antifouling. En la costa pacífica de Panamá hay tres sitios posibles. Nosotros optamos por Marina Flamenco que era la única que ofrecía servicio de travelift y es que las otras, utilizan una especie de vía de tren que se mete en el agua y en el que todo el peso del barco se apoya sobre la quilla. El único problema de Marina Flamenco es que tienen precios elevadísimos. Sólo por el servicio de travelift nos han cobrado setecientos y pico dólares siendo el precio mínimo para un barco de cuarenta pies. El astillero por su parte te cobra la cuantía por la estancia, la electricidad, el agua, el alquiler de agua a presión, de la escalera, etc, que te sale casi igual de precio que te lo hagan todo ellos en un pack que sale casi por mil dólares… tras la rebaja. El antifouling (600 dólares por dos galones de Sea Hawk) y el “primer” (68 dólares) corrieron por nuestra cuenta y no forman parte del “pack”.

Otro inconveniente es que no te dejan dormir en el barco mientras se hacen los trabajos y tuvimos que pagar cinco noches de estancia en un hotel cercano. Menos mal que una señora escocesa, también navegante y que nos recomendó el hotel, regateó el precio con el recepcionista y finalmente se quedó en 50 dólares la noche. De esta forma, al estar hospedados muy cerca del astillero, podíamos acudir muy rápidamente y seguir haciendo trabajos en el mismo mientras estaba en seco.

-Por último, hemos descargado muchísimas imágenes del Google Earth para nuestro programa de navegación OPEN CPN. Hemos utilizado para ello el programa GE2KAP, de libre descarga y compatible con el OPEN CPN, que automáticamente descarga las imágenes que quieres y las calibra por lo que luego puedes tener imágenes aéreas de las zonas que vas a navegar y ver sobre ellas la posición exacta del barco.

Tras este mes y pico de faenas, intuimos ya el final. Mañana, dos de marzo tenemos previsto ir a hacer los últimos papeleos burocráticos de salida del país. De esta forma, creemos que ya lo tendremos todo preparado para poder partir de esta ciudad que nos ha atado durante una buena temporada.

El archipiélago de las Perlas nos espera. Son unas islas también Panameñas en las que estaremos aproximadamente una semana. Después, si el barco ha respondido bien, navegaremos hasta las Galápagos.

Ya os iremos contando.

Un abrazo.

16 comentarios a “REGRESO AL PIROPO”

  • hace tiempo que os he perdido la pista.. un saludo y espero tener noticias vuestras.
    manuel 

  • ME alegra mucho que esten nuevamente en el 'PIROPO' ,yque salgan ah navegar muy pronto,esperamos sus videos 

  • Que bueno que están ya devuelta, ahora a esperar los relatos y las fotos! un abrazo =)

  • Me alegra muchísimo que todo os haya ido muy bien!

  • Ehhh, ya se os echaba un montón de menos, me alegro mucho, me ha encantado el relato con tantisimos detalles, seguro que alguien aprovecha toda la información que habeís volcado . Espero pronto la siguiente entrada, un abrazo desde España.

  • Que alegria de poder veros otra vez en el Piropo, se ve que Sandra esta estupenda, y ya estais otra
    vez en vuestro mundo. Muchas felicidades a los dos, y que gran lección de vida.
    Seguid disfrutando y haciendonos soñar, yo seguiré con vuestro cuadro y el dia que volvais, espero
    tenerlo terminado.
    Un gran abrazo a los dos.

    Domingo Quero

  • Que bien, por fin de nuevo en el agua. Nos alegramos muchísimo, a nosotros ya nos falta menos. Os seguiremos atentamente.

  • Después de tanto trabajo por fin a navegar ( yo me e cansado solo de leer todo lo que habéis echo) a disfrutar a tope os lo merecéis ,y nosotros deseando volver a tener noticias vuestras, muchos besos.

  • Bien por vosotros pareja. Después de superar esto seguro que no hay nada que os pueda parar. 
    Me alegra poder volver a leeros y seguir vuestro viaje. 
    Buena proa a Galápagos
     
    Ángel 

  • Hola pequeños,
    He pinchado en vuestra web compulsivamente, aun sabiendo de vosotros, deseando ver esta entrada. Me emociona veros de nuevo en ruta. Valientes!
    Mil besos, Blanca

  • Hola niños, se nos cae la lagrimita de ver que todo está perfecto y el mar os espera de nuevo.
    Sandra estás radiante y guapa… cuídate princesa
    Dani, parece que el brico es lo tuyo, nunca habías parecido tan feliz como con las herramientas en la mano
    Si hay como contactar con vosotros durante la travesía, por favor contadnos…. tened buenos vientos y mucha felicidad
    Johan, Silvia y Alea

  • Habéis dejado claro que nada ni nadie os detendrá, muchas felicidades Sandra y Dani.
    He esperado con ganas esta nueva entrada en vuestra web. Mucho animo y buenos vientos para Piropo.
    Abrazos y besos.

  • Como me alegro, sois lo mejor….

  • Me alegro mucho por vosotros y por vuestra vuelta al Barco, ahora toca disfrutar, no os preocupéis por los desperfectos que estos siempre están y siempre se tienen que arreglar, mucho ánimo y suerte con la continuación del viaje.

  • Wwwwwooooooowwwwww pareja… que alegría tener estas noticias. Sabia por la taberna que habían vuelto, pero tener una entrada de primera mano es fantástico.
    Se os ve muy bien. Me alegro por todo. 
    Felicitaciones por los trabajos realizados y os deseo que tengan las mejores de las travesías!!!
    Por cierto mi hermano esta llegando a Cuba y en un mes aprox quiere cruzar el canal. El barco se llama CLUB y lo tenemos a medias con el. A ver si se cruzan…
    Un gran abrazo y a disfrutar!

  • Que gran alegría nos ha dado leer esta crónica después de tanto tiempo y de todo lo que habéis pasado. Que os vaya todo genial.

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