PataNegra

PATA NEGRA (El cartel)

 

 

El formato

 

Cuando Le Corbusier idea el Modulor lo hace tratando de hallar un sistema de proporciones que se adapte a la escala humana, en una búsqueda por estandarizar al mismo tiempo la producción arquitectónica poniéndola al servicio de la era industrial. El Modulor era para Le Corbusier un vehículo que permitiría alcanzar la belleza, sin que esta fuera ajena a las dimensiones del hombre del siglo XX, y sin que, evidentemente se pudiese alcanzar con el mero recurso del sistema de proporciones.

Aquel sistema no llegó a cuajar, pero dejaba constancia de un momento en que el hombre había tratado de imponerse al avasallamiento de la producción industrial alertando de cuáles debían ser los objetivos de la misma: mejorar nuestras condiciones de vida, adaptarse a nuestras necesidades….

Curiosamente el Modulor partía de un cuadrado de lado 1,13 m que se estiraba de acuerdo con las proporciones de la sección áurea hacia arriba, obteniendo el rectangulo áureo, y hacia abajo de acuerdo con el rectángulo raíz de dos. Este esbelto rectángulo podía inscribir la figura idealizada del hombre del movimiento moderno, un personaje ciertamente corpulento de 1’82 m de alto que nunca respondió a la medida estándar de la época y que, curiosamente, se contradijo al fijar un patrón para la especie humana sin percatarse de que la principal característica de la misma era la diversidad.

 

La idea pues es fijar para el cartel un marco, que constriñe nuestra imaginación, nuestra exposición, una jaula impuesta por el hombre como en su día las proporciones del Modulor hostigaron a todos aquellos habitantes que no respondían a las medidas que, ingenuamente, el arquitecto, el creador, había impuesto como un tirano a todas sus cobayas.

 

Así pues es fundamental cómo el fondo del cartel describe las líneas de composición del Modulor, y esas líneas, nos fijan la proporción del mismo y nos configuran los incómodos espacios donde deberemos volcar la información.

 

Las tintas

 

El cartel se muestra en blanco y negro con una suave tonalidad que dará unidad y personalidad al conjunto. Un tono violáceo, vinculado al personaje femenino del espectáculo que aúna el carácter lánguido y triste que podía ofrecer el azul, y el rojo intenso de la herida y la eficacia publicitaria

 

El montaje tipográfico y fotográfico

 

Sobre ese marco explicado con anterioridad se superpondrán series de imágenes como sucedía en Elements, con una intención temática, cargadas de contenido de carácter individual y, al mismo tiempo, estableciendo referencias entre cada bloque independiente evocando diversos aspectos fundamentales que he creído entender que iba a contener la obra. Suena un poco complicado pero en el fondo consiste un poco en la idea del orden gigante que podría ser materializable en el cartel, una sensación de unidad ofrecida por la acumulación de grupúsculos. Cada serie de imagenes se puede analizar independientemente, y, tras ellas, se esconden mensajes. Alguno de estos va más allá del propio espectáculo, pero, si los analizamos desde una escala diferente, las series se unen a su vez con un nuevo hilo conductor global que en el fondo describe el mensaje escondido del espectáculo…

 

Consciente de que la obra va a continuar redefiniéndose conforme nos aproximemos al momento del estreno, consciente de ese continuo moldeamiento de su contenido, me ha parecido más sutil un tratamiento que huya de la inmediata referencia a un personaje, el personaje de Alba, y a su historia concreta, yendo un poco más allá, tratando de reflexionar en torno al mensaje escondido de la obra.

 

Se pretende hacer hincapié en la marginación, en el por qué el ser humano es capaz de encontrar sistemas de clasificación de su propia especie y, súbitamente, esos límites ayudan a potenciar el rechazo, cuestiones raciales, poderes adquisitivos, estados de salud, afinidades ideológicas… Recogemos pues una idea, la misma idea que se ha intuido a la hora de seleccionar el patrón de formato, y esta no consiste más que en jugar a la confusión entre la diversidad y la unidad que ofrece un paquete heterogéneo, todo ello planteado desde la óptica de diversas escalas…

 

 

BANDA 1:La igualdad a diversas escalas

 

La totalidad del universo, del mismo modo que sucede con la especie humana, no es más que un conjunto de galaxias, con sus sistemas dentro de los cuales se distinguen los planetas. Curiosamente, estas piezas esféricas, aparentemente iguales desde la distancia, como sucede con Marte o la Tierra, simples volúmenes curvos texturizados, adquieren personalidad conforme empezamos a indagar en dichas texturas.

Y curiosamente de esa escala planetaria damos un salto a la escala continental donde las superficies que antes parecían semejantes empiezan a diferir. (Un conjunto de superficies heterogéneas configura el volumen homogéneo del planeta) Pero un nuevo cambio de escala hacia las profundidades microscópicas nos descubre una nueva homogeneidad, unas nuevas esferas, la esfera del óvulo humano, y dentro de él, la esfera amorfa de la célula.

 

Así pues, una primera banda horizontal secuencia piezas esféricas, la tierra y Marte enfrentados al óvulo y a la célula, formas iguales a diferentes escalas. Formas iguales constituidas por microscópicas referencias a sí mismas, y, en el interfase, la heterogeneidad de las superficies planetarias. ¿Quién sería capaz de fijar la escala para concretar las diferencias?

 

BANDA 2. La diferencia a una misma escala de aquello que desde una escala diferente se apreciaba como idéntico

 

La siguiente banda independiente, también horizontal, secuencia ahora imágenes superpuestas a una misma escala. El objetivo es resaltar la importancia de la óptica de visión aprovechándonos del mensaje lanzado en la primera banda. Aquellas superficies planetarias que desde dicha óptica se apreciaban como un todo uniforme, configuran texturas claramente diferenciadas cuando nos acercamos a ellas, algo trivial pero revelador. Diferencias entre el territorio urbano y suburbano, diferencias en función de la explotación de cultivos, la vegetación en definitiva alterando las texturas o bien la heterogeneidad de la orografía del terreno.

Curiosamente, esta banda horizontal en la que se secuencian seis imágenes, una banda aparentemente uniforme desde la distancia del espectador del cartel, se compartimenta cuando la curiosidad del espectador le obliga a aguzar la vista.

 

Curiosamente, a partir de este momento, las bandas de imagen saltan de sector en el cartel. El primer sector pues, el correspondiente a la ampliación del cuadrado raíz de dos, contiene las imágenes que pertenecen a una escala ajena a la humana. Ahora el interior del cuadrado va a albergar esos aspectos de nuestra propia escala.

 

BANDA 3: Arbolado. La variedad contínua dentro de una especie de nuestro entorno.

 

Se suceden imágenes de árboles retorciéndose bajo nuestra mirada y convirtiendo la banda en un bosque uniforme que no es más que, de nuevo, la unión de las especies más dispares.

 

BANDA 4: La manipulación de los recursos.

 

El bosque deposita sus restos (montañas acumuladas de pinocha formando un damero), y el hombre tiene la capacidad de recogerlos (amontonamiento), darles forma a semejanza de la naturaleza (La pinocha configurando un dibujo espiral, contraponiéndose a un gusano de procesionaria) pero al mismo tiempo capaz de acabar con esa aportación de la naturaleza, bien sin intención o por puro placer de destrucción, (se observa el proceso de combustión de la pinocha, llamas-brasas-ceniza) y una nota divertida al convertir esa devoción destructiva en objetivo para el ocio, o la supervivencia (una foto independiente ofrece la textura rugosa del arroz de una paella bajo la imagen de las brasas)

 

BANDA 5: La artificialidad.

             Pero el ser humano no solo convive con la naturaleza sino que es capaz de crear sus propios objetos, como un dios diminuto crea replicas de sí mismo, siendo incluso capaz de acentuar las diferencias entre sus creaciones. (Se ofrece pues un juego de muñecas de diferentes razas) que salta a una nueva secuencia donde tan sólo se observan los rostros inmateriales de las mismas.

 

En este punto se alcanza una nueva línea de transición en la que es necesario remarcar un detalle hasta el momento no comentado. Todo el cartel, al margen del Modulor unificador, aparece salpicado puntualmente por una referencia continua, EL HOMBRE, el hombre en su multiplicidad, el hombre como objeto de reflexión. Se trata de una referencia velada manifestada por porciones de diversos rostros que salpican aquí y allá las diferentes partes del cartel. ¿Quién es capaz de diferenciar uno de otro? O mejor dicho ¿Quién es capaz de fijar un criterio de agrupación? Todo va a depender del parámetro que deseemos escoger… pobre argumento para establecer fronteras.

 

BANDA 6 y 7

 

Resultaba conveniente hablar de los infinitos rostros ya que en este punto del cartel existe una nueva referencia al ofrecer un zoom de los rostros de las muñecas, dando consistencia al momento en el que el hombre y el objeto se funden… Estamos transitando hacia un nuevo sector del cartel, el rectángulo obtenido de la prolongación del cuadrado hacia el rectángulo áureo. Es el área del alma del hombre, sus entrañas y por lo tanto el área de sus movimientos (BANDA 6. Secuencia de manos, todas diferentes, cada una asumiendo una actitud) También es el área de sus miradas (BANDA 7. Infinitos ojos en una secuencia, en el que se introduce el ojo del animal junto a los ojos humanos, el ojo de esa bestia escondida, reprimida, que reaparece cuando se rompen las cadenas.)

Y en ese mar de imágenes, que se confunde con el de los variados rostros que uniformizan el cartel, recordando la imagen del hombre, esa referencia al objeto manipulado (la mano del hombre sosteniendo la marioneta) el hombre capaz de sostener al objeto, ¿o se trata más bien de su semejante?…

 

BANDA 8: (Única banda vertical) La información causa del todo

 

La uniformidad del cartel con sus bandas fotográficas horizontales y su ritmo de pequeñas fotografías de rostros configurando un aparente orden universal, un orden universal que es el marco del Modulor, impuesto por el mismo hombre, parece romperse sutilmente con una banda vertical de imágenes que asciende desde la esquina inferior izquierda, es la información, esa información que late a nuestro alrededor y que, en esta ocasión, el espectador deberá analizar ladeando la cabeza si quiere descubrir su contenido, por una vez deberá esforzarse y buscarla, pues esta banda de imágenes giradas noventa grados, simboliza esa gran cantidad de información que nos bombardea diariamente sin que apenas nos percatemos, una información que asimilamos, que asumimos inconscientemente y confirmamos como algo natural, sin pararnos a escrutar su verdadero contenido. Es un flujo constante de noticias, donde se confunde nuestra horrible e intolerable tragedia con lo irrelevante. Un símbolo que he querido materializar con una secuencia uniforme de imágenes actuales y cuya aparente uniformidad camufla la verdad.

Tras una imagen de fútbol, capaz de entusiasmar a las masas, aparece un desfile triunfal nacionalsocialista, intencionadamente dispuesto junto a la imagen de la marioneta manipulada por las manos humanas. Tras el desfile, una cotidiana imagen de esquí, confundiendo la cotidianeidad. A ella sigue un puño esgrimiendo un cuchillo en Vietnam y a ella, una imagen erótica a la que sucede la publicidad de un refrigerio, y, entre tanto placer y sensualidad, justo antes de que nos aborde una nueva imagen futbolística, un cuerpo de un soldado muerto que nuestra mirada es incapaz de apreciar, entre tanta imagen femenina cautivadora y ese esférico que parece hipnotizarnos. Seguidamente la tragedia de una explosión nuclear, bella en su factura, pero inadmisible en sus consecuencias, y, frente a su devastación, la dulce imagen de un corderito publicitario perfectamente comparable con la desafortunada Dolly. Al infeliz cordero sigue una, aparentemente inofensiva, imagen de campo petrolífero, como referencia a los odios y sinrazones que puede despertar una, aparentemente inofensiva, posesión del mismo, verdadera causa encubierta capaz de justificar una guerra.

Un cuerpo femenino deslumbrante, concentra los esfuerzos de parte de la población del primer mundo, ya sea masculina como femenina, en un combate contra la propia constitución física, única causa de infelicidad. Junto a semejantes prioridades, obviamos mirar hacia los cadáveres de dos inmigrantes, muertos cuando trataban de alcanzar un territorio soñado, sólo ansiando trabajar. ¡Qué formas más diferentes de entender la infelicidad!

A los cadáveres sigue la inofensiva imagen de un enano de jardín, una nueva escena erótica para monopolizar los sentidos y una explosión en un conflicto bélico anónimo enmarcada por la trivialidad de un nuevo cuerpo femenino fruto de las operaciones de cirugía.

Una banda fotográfica que resume de algún modo el mundo de información que revolotea a nuestro alrededor, que se nos ofrece y se nos camufla, que se exhibe tapado con nuestro propio consentimiento, y que es, sin lugar a dudas, la principal causa de odios, temores, ignorancia, manipulación, desprecio, indiferencia….

 

¿Y dónde está Alba? (La protagonista del espectáculo)

 

Alba está ahí, es uno de esa infinidad de rostros y es todos al mismo tiempo, es una célula en la escala planetaria y un mundo a escala celular. Es una sombra camuflada entre las sombras del bosque, y es parte de esas cenizas. Son sus manos las que juegan con la naturaleza y sus mismas manos inocentes las que, inconsciente o conscientemente, van escribiendo la historia, creando los objetos y tejiendo los hilos de sus futuras generaciones, manipulando los de sus contemporáneos y tergiversando los de sus antepasados. Supongo que es Alba la muñeca triste, la de tez oscura, o la pobre demacrada, es la muñeca frágil de porcelana que se confunde con tantas y tantas. Alba puedes ser tú, yo, cualquiera de nosotros, víctima de toda esa información que nos subyuga, víctima de parte de su propia especie manipulada, desinformada que es lo mismo que mal informada, víctima de un mundo donde cantidad de información parece equipararse a ética y educación… Quizás el reto radique en conseguir que Alba consiga ser Alba y que un día al contemplar este cartel, observe las imágenes y no vea bandas uniformes, sino todas y cada una de las escenas que se reflejan y, al mismo tiempo, tenga la capacidad de relacionarlas. No es encontramos ante un juego de autocrítica para todas la Albas del mundo.

 Valencia Jueves 20 de Febrero de 2003

  ©GUILLERMO GUIMARAENS

Imprimir esta entrada Imprimir esta entrada

Introduzca un comentario

Su correo electrónico nunca se publica ni comparte. Los campos obligatorios están marcados con *
*
*